Se conocieron por una Red Social. No hace falta mencionar cuál...
Todo fue muy rápido. Decidieron que era hora de conocerse.
Sus nervios iban en paralelo. A pesar de eso quedaron un día. Sin saber como eran físicamente, ya que en la fotografía de perfil no figuraba ningún rostro.
En el de él, un unicornio.
En el de ella, una hermosa flor.
Se identificarían de la siguiente forma. Él llevaría una camiseta con un unicornio. Ella una flor en la melena.
Él no tuvo ningún problema. Ya que disponía de varias y de distintos colores.
Ella si los tuvo.
No quería que se llevase una mala impresión. Y se dejó aconsejar por una amiga.
La peinó, maquilló y prestó alguna prenda de su vestuario.
No era su estilo y se sintió tan extraña...
Pero así fué.
Y se conocieron al fin.
Habían quedado en una terraza para tomar algo.
Cuándo llegó ella , él se levantó.
Y se dieron la mano.
Ella no era como la habia imaginado. Él tampoco.
Pensaba que sería más sencilla. No necesitaba de tanto adorno... con su inteligencia sobresaldria de entre las demás.
Lo había imaginado menos guapo... y con los ojos más pequeños.
El camarero tomó nota.
Mientras ellos se miraban.
—Estoy incomoda —dijo en un susurro. —Mientras nos sirven voy al baño. —Y cogió su enorme bolso.
Tardó lo justo y no más...
Cuándo apareció parecía otra. Y esa si era la que había imaginado.
Y quedaron, quedaron y volvieron a quedar. Y ahora son una bonita pareja y que cualquier día podrían unir sus vidas.
La sencillez es una virtud y no un defecto.
Verónica O.M.